sábado, 29 de abril de 2023

Amor verdadero

Quince centímetros.

Quince centímetros separan nuestras caras.

Estás lo suficientemente cerca como para que vea en ti ese pequeño surco en tu línea de agua que me apetece navegar, rasgo que no había apreciado apenas hasta el momento actual.

Vuelvo a la realidad y veo unos ojos que me miran con curiosidad y con una pizca de diversión debido a la situación.

¿Cómo puede ser que nos conozcamos tan poco si llevo toda la vida contigo?

Me estoy fijando en cada gesto que realizas, como si fuese en realidad un nuevo descubrimiento, como si quisiese empaparme de ti, como si quisiese jugar a adivinar el siguiente movimiento. Y de alguna forma podría decirse que lo consigo.

Me maravilla lo bien que nos compenetramos, ya que cuando te sonrío, me devuelves la sonrisa, cuando pienso en acariciarte, descubro tus dedos ya acariciando mi piel. Como si leyeses mi mente. Como si estuvieses realmente en ella.

No puedo parar de mirarte, y no importa cómo de rápido aparte o regrese la mirada a ti, siempre estás mirándome de vuelta.

Me miran esos profundos ojos que te caracterizan, en los que casi no puedo distinguir la pupila del iris. Y me encanta. Y me encantas.

Me adentro en la profundidad de tu mirada y me pierdo en ella desde no tan lejos.

No puedo parar de mirarte, porque al final lo que nos separa es un mero espejo y lo que en realidad veo es mi propio reflejo en él.

ATP.